"Desde un instante hasta la eternidad, desde lo intracraneal hasta lo intergaláctico, la historia de la vida de cualquier personaje ofrece posibilidades enciclopédicas. Un maestro se reconoce porque sabe seleccionar apenas algunos momentos que, sin embargo, nos presentan una vida entera".
(Robert McKee, Story)
Quien crea una historia tiene el reto de dar vida a un mundo ficcional completo en la mente del lector o espectador. Sin embargo, ese mundo diegético solo se puede construir a partir de fragmentos.
El lector presencia apenas ciertos eventos narrativos, visita solo algunos lugares del mundo ficcional y experimenta el paso de apenas unos cuantos periodos de tiempo. Aun así, tiene la sensación de que la historia que le cuentan se desarrolla en un mundo paralelo coherente y complejo.
Para entender cómo una narración logra presentar un mundo completo a partir de elementos fragmentarios, es necesario entender las relaciones que se establecen, en la estructura de un relato, entre dos conceptos narratológicos esenciales: la historia y la trama.
Historia y trama
Historia | Es la totalidad del universo diegético. Incluye entonces TODOS los eventos narrativos, personajes, lugares y épocas que han existido, existen o existirán en la diégesis. |
Trama | Es una selección de elementos de la historia que aparecen EXPLÍCITAMENTE en el texto narrativo. Se trata entonces de aquellos eventos, personajes, lugares y lapsos de tiempo que el creador del relato decide presentar en la página impresa o en la pantalla. |
Relaciones entre historia y trama
La trama está contenida en la historia. Así, todo lo que pertenezca a la trama pertenecerá también a la historia. Sin embargo, lo contrario no es cierto: muchos elementos que hacen parte de la historia no están presentes en la trama.
En el proceso de lectura de un texto narrativo, el lector o espectador se enfrenta únicamente a la trama y tiene que completar aquello que no aparece explícitamente en ella haciendo inferencias. Por eso, se puede decir que la historia se compone de todo aquello que aparece de manera explícita en el texto (la trama) más todo aquello que el lector o espectador debe sobreentender, inferir o completar.
Las relaciones entre trama e historia afectan los tres aspectos centrales de toda narración:
- Causalidad
Aunque es común que los eventos narrativos centrales aparezcan en la trama —incidente incitante, puntos de giro, crisis o clímax—, puede ocurrir que un escritor decida omitir algunos de ellos y obligar al lector a que complete esos momentos narrativos en su mente.A veces, por ejemplo, se muestran solo las consecuencias de ciertos eventos y no las causas que produjeron dichas consecuencias. Lo contrario también puede ocurrir.
La decisión de dejar por fuera de la trama eventos narrativos centrales en la historia nunca es trivial. Si eso ocurre, pregúntate qué puede haber motivado esa decisión.
- Espacio
En cualquier mundo diegético existen millones de lugares entre los cuales el escritor debe seleccionar unos cuantos para que aparezcan en la trama. Por eso, los espacios que "visitamos" en la trama —no importa qué tan amplios o qué tan reducidos sean— suelen estar cargados de significado.Sin embargo, también puede ocurrir que ciertos lugares centrales en la historia se dejen deliberadamente por fuera de la trama. En esos casos, el lector o espectador se ve obligado a inferir cómo son esos lugares, cuáles son sus particularidades. Debe, en suma, construirlos en su totalidad en la imaginación.
Paradójicamente, no presentar ciertos espacios diegéticos importantes en la trama puede hacer que estos se saturen de significado. Por consiguiente, su presencia puede llegar a ser más determinante en el relato que la del resto de lugares de la historia.
- Tiempo
La organización temporal de los eventos de la historia se manipula a menudo en la trama. Por lo general, hay tres aspectos temporales con los cuales un escritor puede jugar: el orden cronológico, la duración y la frecuencia:- Orden cronológico: aunque los lectores y espectadores suelen tener una visión general de la historia organizada en orden cronológico, es muy común que la trama presente los eventos narrativos sin respetar la cronología de la historia.
Así, mediante el uso de los flashbacks o analepsis (saltos hacia el pasado) y de los flashforwards o prolepsis (saltos hacia el futuro), el creador de relatos modifica en la trama el orden temporal de los sucesos.
- Duración: la duración de la trama no suele corresponder exactamente a la duración de la historia. En la trama se escogen lapsos de tiempo que se alargan según las necesidades narrativas del relato. Así mismo, otros periodos de tiempo se omiten.
Por eso, es común que la trama de una novela obligue al lector a detenerse en una hora o en un día —descritos minuciosamente a lo largo de muchas páginas— y, en otro lugar, dé un salto de años al pasar de un párrafo a otro.
En rigor, la duración de la historia siempre es más larga que la de la trama pues, aunque no seamos muy conscientes de ello, damos siempre por descontado que los personajes del relato nacieron, crecieron y tuvieron una historia personal en la diégesis antes del comienzo de la trama. Así mismo, esas vidas (y ese mundo ficcional) seguirán existiendo después del final de la trama.
- Frecuencia: al manipular la frecuencia en la trama, un escritor puede mostrar explícitamente una acción habitual que ocurre muchas veces (los rituales íntimos de un personaje, por ejemplo) o el mismo evento narrativo al que se vuelve recurrentemente, a menudo desde diferentes puntos de vista.
- Orden cronológico: aunque los lectores y espectadores suelen tener una visión general de la historia organizada en orden cronológico, es muy común que la trama presente los eventos narrativos sin respetar la cronología de la historia.
Dos perspectivas de la división historia y trama
Como nos lo recuerdan Bordwell y Thompson, resulta útil pensar en la división historia y trama desde dos perspectivas complementarias: la del creador del relato y la del lector o espectador.
Así, se puede afirmar que quien crea un relato tiene la responsabilidad de "transformar una historia en una trama". El lector o espectador debe hacer exactamente lo contrario: "transformar una trama en una historia".
Entender las complejas relaciones que se dan entre historia y trama en el interior de cada relato que estudies hará de ti un mejor lector o espectador y un analista mucho más competente.
Ver también
Análisis narrativo 1: la narración mínimaAnálisis narrativo 2: definición de narración
Análisis narrativo 3: la noción de diégesis
Guía para el análisis de la narración como sistema formal
Fuentes
- David Bordwell and Kristin Thompson, Film Art: An Introduction (Eighth Edition) (New York : McGraw-Hill, 2008).
- André Gardiès, Le récit filmique, Paris: Hachette "Contours Littéraires", 1993.
- Robert McKee, Story: substância, estrutura, estilo e os princípios da escrita de roteiros (Traducão de Chico Marés), Curitiba: Arte & Letra Editora, 2006.
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