25.10.11

Análisis narrativo 1: la narración mínima

Antiguamente escuchábamos relatos
sentados alrededor del fuego.

Entre las cosas que hacen que los humanos seamos humanos sobresale sin duda nuestro profundo interés por el arte de narrar.

Siempre hemos sido consumidores compulsivos de narraciones. Antiguamente escuchábamos relatos sentados alrededor del fuego. Hoy, buscamos narraciones en los libros, la televisión, el internet y el cine. Pero también lo hacemos en los periódicos, en las conversaciones que sostenemos día a día y en los chismes que constituyen el contenido principal de esas conversaciones.

Todos los humanos intercambiamos roles constantemente en el complejo ejercicio del trueque de historias. Muchas veces no somos más que oyentes o espectadores, pero también ejercemos a menudo el oficio de narradores ante nuestros amigos y familiares.

Lo hacemos sin pensar mucho en las profundas implicaciones culturales del acto de narrar, siguiendo rituales que han asegurado la cohesión de las sociedades e instituciones por miles de años.

La narración según Barthes

En su texto "Introducción al análisis estructural de los relatos", Roland Barthes hace una interesante reflexión sobre la importancia que tiene (y que ha tenido siempre) la narración de relatos para el ser humano:

"Innumerables son los relatos existentes. Hay, en primer lugar, una variedad prodigiosa de géneros, ellos mismos distribuidos entre sustancias diferentes como si toda materia le fuera buena al hombre para confiarle sus relatos: el relato puede ser soportado por el lenguaje articulado, oral o escrito, por la imagen, fija o móvil, por el gesto y por la combinación ordenada de todas estas sustancias; está presente en el mito, la leyenda, la fábula, el cuento, la novela, la epopeya, la historia, la tragedia, el drama, la comedia, la pantomima, el cuadro pintado (piénsese en la Santa Úrsula de Carpaccio), el vitral, el cine, las tiras cómicas, las noticias policiales, la conversación.

Además, en estas formas casi infinitas, el relato está presente en todos los tiempos, en todos los lugares, en todas las sociedades; el relato comienza con la historia misma de la humanidad; no hay ni ha habido jamás en parte alguna un pueblo sin relatos; todas las clases, todos los grupos humanos, tienen sus relatos y muy a menudo estos relatos son saboreados en común por hombres de cultura diversa e incluso opuesta: el relato se burla de la buena y de la mala literatura: internacional, transhistórico, transcultural, el relato está allí, como la vida". ("Introducción al análisis estructural de los relatos", p. 65).

La narración mínima

Como lo demuestra Barthes, el intercambio de relatos —esa necesidad profunda de narrar que tiene el ser humano— es omnipresente en el mundo. Sin embargo, detrás de la inmensa variedad de historias que hay en nuestro planeta tiene que existir una estructura básica, un mínimo común denominador, que nos permita saber cuándo estamos en presencia de un relato y cuándo no.

Los estudiosos de las narraciones —llamados narratólogos— se han dado a la tarea de determinar cuál es ese mínimo común denominador que tienen todos los relatos que existen. A dicha estructura básica se le da el nombre de narración mínima.

Gracias al trabajo de Vladimir Propp, y al de otros importantes narratólogos, se ha establecido que la narración mínima corresponde a la siguiente fórmula:

EQUILIBRIO → DESEQUILIBRIO → NUEVO EQUILIBRIO

  • Equilibrio
  • Todo relato comienza con un estado de equilibrio en el mundo de la ficción. Esto no quiere decir necesariamente que todo está bien sino que hay un equilibrio de fuerzas al comienzo de la historia.

  • Desequilibrio
  • Pronto, ocurre algo —un suceso, un accidente, la aparición de un nuevo personaje, etc.— que rompe el equilibrio de fuerzas del comienzo y genera un desequilibrio. Ahora, los personajes —generalmente los protagonistas— intentarán a toda costa restablecer el equilibrio inicial o buscar un nuevo equilibrio.

    El elemento que produce el desequilibrio, el cual funciona como detonante del relato, recibe varios nombres: punto de giro, giro dramático o incidente incitante.

    La denominación incidente incitante la propone Robert McKee, tal vez el más importante gurú contemporáneo del arte de contar historias. Para él, el incidente incitante es un acontecimiento crucial que "desarregla radicalmente el equilibrio de fuerzas en la vida del protagonista" (Story, p. 183). Es incitante porque incita al protagonista, es decir, lo mueve o lo estimula para que ejecute algo, para que busque algo.

  • Nuevo equilibrio
  • Pese a que en muchas historias los protagonistas luchan por volver al equilibrio inicial, casi nunca el equilibrio del final es idéntico al del comienzo. Los obstáculos que tienen que superar los protagonistas hacen que estos aprendan cosas nuevas y que cambien.

    De hecho, lo que demuestra el esquema de la narración mínima es que para que exista una narración, tiene que existir un cambio de estado: cambia el estado de cosas en el mundo de la ficción, cambian los personajes dentro de ese mundo, y cambian las ideas y los deseos de esos personajes.

    Por eso, se puede afirmar que el núcleo de cualquier relato es el cambio.

¿Qué es una historia?

Para Robert McKee, una historia es una metáfora de la vida que nos permite descubrir la verdad que se esconde detrás de los hechos. Los hechos no son la verdad sino una colección de fenómenos que los seres humanos somos capaces de percibir. La verdad, en cambio, es el cómo y el porqué de las cosas. Es la comprensión que el espíritu busca alcanzar de las razones que explican las cosas que ocurren y los modos particulares en que ocurren.

Si los humanos inventamos historias es porque necesitamos aprender a lidiar con la realidad de la vida, sobre todo con la idea de cambio. Todo cambia siempre a nuestro alrededor. La gente nace y muere, las cosas se dañan, los niños crecen, las civilizaciones ascienden para después caer, el clima se modifica, las relaciones se rompen, los recursos naturales se agotan… Y todos envejecemos y morimos. Las historias son modelos (explicaciones, interpretaciones) del cambio que rige el destino del universo.

La narración mínima y el análisis narrativo

Para hacer un análisis narrativo de un cuento, una novela, un cómic o una película, es recomendable que identifiques cómo se manifiesta el esquema de la narración mínima en la obra específica que estás estudiando. Es útil entonces que te hagas las siguientes preguntas:

  • ¿Cuál es el equilibrio inicial del mundo de la ficción?
  • ¿Cuál es el incidente incitante? ¿Qué tan pronto ocurre en la historia?
  • ¿Qué tipo de desequilibrio genera el incidente incitante?
  • ¿Qué hace(n) el (los) protagonista(s) para tratar de restablecer el equilibrio en el mundo de la ficción?
  • ¿Cuál es el nuevo equilibrio con el cual termina la historia?

Ver también

Análisis narrativo 2: definición de narración
Análisis narrativo 3: la noción de diégesis
Análisis narrativo 4: historia y trama
Guía para el análisis de la narración como sistema formal

Fuentes

  • Roland Barthes, "Introducción al análisis estructural de los relatos", en Silvia Niccolini (comp.), El análisis estructural (Traducido por Beatriz Dorriots), Buenos Aires: Centro Editor de América Latina, 1977.
  • André Gardiès, Le récit filmique, Paris: Hachette "Contours Littéraires", 1993.
  • Robert McKee, Story: substância, estrutura, estilo e os princípios da escrita de roteiros (Traducão de Chico Marés), Curitiba: Arte & Letra Editora, 2006.

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