22.1.12

¿Cómo leer obras de teatro?

Tarde o temprano, como estudiante de literatura, tendrás que enfrentarte con el teatro. Por eso, es importante que te familiarices con las particularidades de esta forma artística.

Las obras de teatro son un tipo de texto literario que cuenta historias. Por eso, podemos aplicarles las mismas categorías de análisis que se aplican a cualquier texto literario, así como aquellas que se les aplican a obras narrativas como las novelas, los cuentos y las películas.

Sin embargo, si quieres que tu lectura de obras de teatro sea más placentera y que tus análisis e interpretaciones de obras dramáticas sean más profundos y sofisticados, es importante que conozcas las especificidades del teatro no solo como forma literaria sino también como espectáculo.

¿Qué es el teatro?

Para Aristóteles, el teatro es una imitación (mímesis) de la realidad. Aunque todas las formas de arte, en mayor o menor medida, imitan aspectos del mundo real —la naturaleza, la apariencia de las cosas, el funcionamiento de la mente humana, etc.— el teatro se preocupa sobre todo por imitar las acciones de los seres humanos.

Así, a los dramaturgos les interesa capturar en sus obras la manera como actúan las personas frente a otras personas y frente a las cosas que les ocurren en la vida. Para Lee A. Jacobus el teatro es "el arte de representar, para el placer de otros, eventos que ocurrieron o que imaginamos que podrían ocurrir". [The Bedford Introduction to Drama].

En esta definición, el verbo "representar" significa al menos tres cosas:

  1. "Hacer presente algo con palabras o figuras que la imaginación retiene" (DRAE). La obra de teatro hace presentes —representa— en la imaginación del lector o espectador cosas que ocurren, ocurrieron o podrían ocurrir.
  2. "Sustituir a alguien o hacer sus veces, desempeñar su función [...]" (DRAE). En escena, los actores hacen las veces de personajes que existen, existieron o podrían existir.
  3. "Ser imagen o símbolo de algo, o imitarlo perfectamente" (DRAE). Las obras de teatro imitan eventos y se convierten en imágenes o símbolos de dichos eventos que quedan grabados en la mente del lector o espectador.

Componentes del teatro

Al leer (y analizar) una obra dramática, además de la estructura narrativa de la historia que se cuenta, debes tener siempre presentes cinco componentes fundamentales del teatro que identifica Jacobus:

  1. Personajes: se trata de personas, representadas por actores, a quienes les ocurren cosas.
  2. Acciones: el teatro imita acciones llevadas a cabo por personas. En escena, dichas acciones se presentan través de los gestos y movimientos de los actores.
  3. Pensamiento: si el teatro imita acciones, también busca representar el pensamiento de las personas que ejecutan dichas acciones. Así, las palabras y las acciones de los personajes remiten a los pensamientos que los guían. Para un dramaturgo, los diálogos y los monólogos son herramientas fundamentales para revelar el pensamiento de sus personajes.
  4. Espectáculo: aunque una obra de teatro funcione muy bien como texto para ser leído, nunca olvides que el teatro se escribe para ser representado en un escenario ante un público. Se trata, entonces, de un espectáculo. Los decorados o escenografías, la música, la iluminación y el vestuario son los elementos principales que hacen del teatro un espectáculo. Nota que estos elementos también son fundamentales en las películas.
  5. Público: si el teatro se escribe para ser representado, su esencia está ligada a la presencia de un público. El espectador de una obra de teatro se deja tocar por la compleja mezcla de los componentes descritos anteriormente. Las obras de teatro solo cobran sentido si el espectador está dispuesto a jugar al juego dramático.

    Por eso, el espectador se considera también un componente fundamental del teatro, ya sea que consideremos a este último como espectáculo, forma artística o texto literario. De hecho, cuando leemos una obra de teatro, es recomendable que, además de lectores, nos veamos a nosotros mismos como espectadores de dicha obra.

Recomendaciones para la lectura de una obra de teatro

Una obra de teatro no se lee de la misma forma que una novela o un cuento. El secreto para disfrutar del teatro como forma literaria consiste en imaginar que lo que lees está ocurriendo en un escenario delante de ti.

Por eso, debes imaginar que ciertos actores están diciendo sus parlamentos en escena. También debes tratar de visualizar tanto las acciones de los personajes como los decorados —el espacio narrativo— donde ocurren los diálogos y se llevan a cabo las acciones narradas en la obra de teatro.

Los siguientes consejos te ayudarán a convertirte en un buen lector de teatro:

  • Lee en voz alta: los parlamentos de las obras de teatro han sido escritos para ser escuchados más que para ser leídos. Por eso, es conveniente, en la medida de lo posible, que los leas en voz alta. Eso te permitirá disfrutar del ritmo y de la musicalidad de las palabras y te facilitará la tarea de imaginar que lo que lees está ocurriendo en un escenario.

    Leer obras de teatro en grupo puede ser muy divertido: distribuye los roles entre tus amigos de manera que cada uno lea los parlamentos de un personaje.

    Si estás solo, leer una obra completa en voz alta puede ser agotador (además, los miembros de tu familia podrían pensar que has enloquecido de pronto). No te preocupes, con la práctica lograrás desarrollar una técnica de lectura que te permita leer silenciosamente y, aun así, escuchar en tu mente los parlamentos de cada personaje como si provinieran de actores diferentes.

  • Lee de una sola sentada: la lectura de una obra de teatro te llevará aproximadamente el mismo tiempo que duraría su representación en un teatro. Es decir, la mayoría de las obras se leen en dos o tres horas. Si logras consagrar ese tiempo a tu lectura, te resultará más fácil visualizar todos los eventos narrados como si fueras un espectador más de la obra dramática.

    No olvides que las obras dramáticas suelen tener una trama bastante condensada. Por eso, si tardas cuatro semanas en leer una obra de teatro es probable que se te escape gran parte de su impacto emocional e intelectual.

  • Familiarízate con las convenciones del teatro: las obras de teatro tienen convenciones particulares que debes conocer. Hay tres que son básicas:

    - Descripciones: los dramaturgos siempre "pintan" los decorados mediante descripciones de lo que se ve en la escena. Te cuentan cómo son los espacios, qué objetos se encuentran allí, cómo están distribuidos esos objetos, etc. Las descripciones siempre están en presente y son la herramienta fundamental que tienes tú, como lector, para hacerte una imagen mental de los lugares donde ocurren los eventos narrativos representados en la obra.

    - Acotaciones: en las obras teatrales siempre hay acotaciones —notas entre paréntesis— cuya función es describir los movimientos y los gestos de los personajes. Las acotaciones te permiten visualizar cómo lucen y cómo se mueven los personajes en la escena.

    - Apartes: son parlamentos que los personajes dicen como hablando para sí mismos o dirigiéndose al público. La convención dicta que el resto de los personajes en escena no oyen esas palabras. Los apartes, que suelen aparecer entre paréntesis, sirven para revelar al público los pensamientos de los personajes y, a menudo, se usan para resaltar contradicciones entre lo que los personajes dicen y hacen, y lo que realmente piensan.

La ilusión dramática

El teatro, al imitar la realidad humana, funciona como un espejo de la vida misma. Sin embargo, la manera en que las obras dramáticas representan el mundo es particularmente compleja.

Cuando un espectador ve una obra de teatro —o la lee— sabe que los eventos y personajes representados no son verdaderos. De hecho, el espectador teatral nunca deja de ser consciente —mucho más que el espectador cinematográfico, por ejemplo— de que el teatro es un juego, una suerte de engaño.

Pese a esto, el espectador teatral también cree que lo que ocurre en las obras es o podría ser verdad. Como nos lo recuerda Jacobus "el teatro tiene la capacidad de presentar una ilusión similar al reflejo en un espejo: damos la realidad por descontada sin dejar de reconocer que es, pese a todo, ilusoria". [The Bedford Introduction to Drama]. Este fenómeno recibe el nombre de ilusión dramática.

Gracias a la ilusión dramática, los espectadores podemos reconocernos fácilmente en las acciones y dilemas de los personajes teatrales. Si te dejas seducir por el teatro, lees obras dramáticas con frecuencia y vas al teatro cuando se te presente la oportunidad no tardarás en experimentar el sorprendente poder de la ilusión dramática. Descubrirás entonces por qué el teatro es uno de los mejores espejos de la experiencia humana y, por eso, puede serte de gran utilidad para comprender mejor la enorme complejidad de la vida, sus contradicciones y las posibilidades que ofrece.

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