Durante este mes de septiembre se realizará en Colombia la segunda edición del Festival Internacional de Cómic Entreviñetas. El Festival, organizado por la Revista Larva de Armenia, busca "celebrar el valor de la historieta como manifestación artística en sus propios términos, resaltando de manera exclusiva sus alcances, diferencias y hallazgos particulares respecto a otras artes".
El español sin misterios quiere unirse a este importante evento cultural. Por eso, invitamos a nuestros lectores que se encuentren en Colombia a asistir a las diversas actividades programadas del 8 al 14 de septiembre en las ciudades de Armenia, Bogotá, Manizales, Medellín y Pereira.
Gracias a la amable invitación de la Revista Larva y el CERLALC, participaré en Entreviñetas con una reflexión sobre la importancia del cómic como formato de iniciación a la lectura. A continuación, presento un abrebocas del contenido de mis intervenciones.
El cómic como formato de iniciación a la lectura
Por servir de puente entre la lectura tradicional y las nuevas lecturas —lectura de imágenes, de textos visuales y audiovisuales, del hipertexto, etc.— el cómic es un formato privilegiado para formar lectores competentes. En países donde existe una gran industria del cómic, los niños y los jóvenes aprenden las convenciones de las historietas a fuerza de leer historietas.
En sociedades como la nuestra donde la industria del cómic tiene poco desarrollo, la escuela, la biblioteca, la industria editorial y los padres tenemos la enorme responsabilidad de enseñar a las nuevas generaciones a leer el complejo y fascinante lenguaje del cómic.
El cómic frente al audiovisual y a los libros
Aunque el lenguaje del cómic tiene mucho en común con el lenguaje audiovisual contemporáneo, la manera en que se producen, circulan y se consumen las historietas tiene mucha más afinidad con la manera en que funciona la industria editorial.
Así, a diferencia de lo que sucede con el cine y la televisión, en el cómic prima la lectura individual. Por lo general, el lector de historietas se enfrenta solitariamente a los textos. Sin embargo, habla de ellos y los comparte con cientos de lectores que han leído y disfrutado los mismos títulos por su cuenta.
Para su consumo, el audiovisual exige siempre una parafernalia tecnológica más o menos compleja: electricidad, una pantalla, aparatos eléctricos o electrónicos, etc. En cambio, el cómic, como el libro, todavía es un formato tangible y portátil que se puede leer sin electricidad ni aparatos complejos.
La comparación entre el audiovisual contemporáneo y el cómic revela un hecho que, aunque evidente, no carece de importancia: el cómic es ante todo un libro. Por eso, presenta la ventaja de promover la lectura silenciosa y exigir del lector joven un esfuerzo imaginativo que, a la larga, será fundamental en su formación como lector de textos tradicionales.
El cómic: puente entre la lectura tradicional y la lectura de imágenes
Hoy en día sabemos que un buen lector no es solo aquel que logra descifrar el código escrito y transformarlo en sonidos inteligibles correctamente articulados. Un buen lector es sobre todo alguien que tiene la capacidad de formar imágenes mentales complejas a partir de las palabras impresas en la página, y el cómic es un excelente terreno de formación y ejercicio de este tipo de habilidades.
Sin embargo, en un mundo donde las imágenes se están convirtiendo en uno de los puntos de referencia principales para la construcción de sentido, un buen lector también debe tener un alto nivel de “literacidad visual”. Ya no podemos ignorar la lectura de la imagen en la escuela, en las bibliotecas y en el hogar, pero tampoco podemos descuidar la enseñanza de la lectura tradicional en esas instituciones.
En este contexto, el cómic ofrece una excelente puerta de entrada para abordar el problema de la formación de lectores. Gracias a la intimidad entre palabra e imagen que lo caracteriza, el cómic puede servir como puente entre la lectura tradicional y la lectura de imágenes.
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