28.7.11

Partes de la retórica

La retórica fue, hasta hace poco tiempo,
 uno de los pilares de la educación en Occidente.
La retórica comprende tres partes:
  1. La invención (inventio): fase de preparación en la cual el escritor u orador busca las ideas que quiere transmitir y los temas que desea abordar.
  2. La disposición (dispositio): fase en la que se organizan ─se disponen─ las ideas. Aquí se define la "arquitectura textual" o estructura retórica de la composición (escrito, presentación, discurso, etc.). Lo más recomendable es estructurar la composición en tres partes:
    • Exordio o comienzo
    • Corresponde a lo que hoy llamamos, simple y llanamente, introducción. En el exordio se busca despertar la curiosidad del público (o del lector) por el tema que se va a tratar. Para lograrlo, es necesario presentar dicho tema breve y claramente. Si se va a defender una tesis explícita, esta se debe presentar aquí. También es conveniente enumerar las partes en que se dividirá la composición para que el lector u oyente conozca de antemano el "recorrido" propuesto por el autor.
    • Cuerpo o desarrollo
    • El cuerpo o desarrollo consta de dos grandes partes. La primera, que en latín recibía el nombre de narratio, constituye una declaración de los hechos que el público debe conocer antes de que se presenten los argumentos principales. La segunda, conocida como la argumentación, puede subdividirse a su vez en dos partes: la confirmación y la refutación. En la confirmación se presentan y se prueban los argumentos o razones que respaldan la tesis del escritor u orador. En la refutación se contradicen, una a una y dando razones, las tesis relevantes que puedan surgir como oposición a la tesis defendida por el autor.
    • Peroración o conclusión
    • En la conclusión se suele reiterar la tesis y hacer un resumen de los argumentos que la prueban. Es también el momento indicado para dar la "estocada final" al lector u oyente; es decir, para inspirarlo, convencerlo de que las ideas expuestas son verdaderas y persuadirlo de que haga algo o piense de cierta forma. Para lograr todo esto, el autor debe ser capaz de despertar las emociones del público mediante un uso sofisticado de la palabra.
  3. La elocución (elocutio)
  4. Después de haber hallado sus ideas (invención) y de haberlas organizado lógicamente (disposición), al autor solo le resta ahora encontrar las palabras adecuadas para dar forma a su composición. Eso se hace en la última fase, llamada elocución. En esta etapa el autor tiene que ocuparse principalmente del estilo que quiere imprimirle a la composición.

    Definir el concepto de "estilo" no es tarea fácil. [Próximamente publicaré un artículo dedicado únicamente a este tema]. Por ahora, basta con saber que la selección de las palabras, su ordenamiento en el discurso y el tono son aspectos fundamentales para la construcción del estilo. A la retórica siempre le ha interesado el buen estilo. Este se caracteriza, ante todo, por la claridad. Para Aristóteles, la claridad lleva a la comprensibilidad y esta, a su vez, hace posible la persuasión que es para él la finalidad de la retórica.

    En la retórica clásica ─cuyo interés primordial era la oratoria─ la elocución era también el momento de perfeccionar la pronunciación o dicción, el gesto o la acción y las figuras retóricas.


Ver también:


¿Qué es la retórica?


Las cuatro virtudes del buen estilo


Las figuras retóricas


¿Para qué sirve la retórica?

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