La retórica fue, hasta hace poco tiempo, uno de los pilares de la educación en Occidente. |
Según el contexto donde se dé la comunicación y el propósito de lo que se quiera transmitir, la retórica tradicional identifica tres géneros de discurso: el simple, el moderado y el sublime. Aunque cada uno tiene sus particularidades, es crucial que las siguientes cuatro virtudes del buen estilo estén presentes en todos los géneros:
- Claridad El buen estilo debe ser claro, es decir, limpio, transparente e inteligible (fácil de comprender). Y esto indiferentemente de que la composición sea natural, moderada o sublime.
- Ornamento Según el contexto, el escritor u orador debe saber utilizar no solo palabras comunes sino también "adornos", es decir, figuras retóricas (lenguaje figurado).
- Pertinencia La pertinencia es una cualidad fundamental del buen estilo pues permite saber qué viene a propósito y qué no según el mensaje que se quiere transmitir y la audiencia a la cual uno se dirige. Dicho de otro modo, la pertinencia determina cómo se deben entender la claridad y el ornamento en contextos comunicacionales específicos. Además, permite ser claro sin caer en la banalidad, o ser solemne sin caer en el preciosismo.
- Corrección La corrección tiene que ver con el dominio de las convenciones de la lengua hablada y escrita: gramática, ortografía y redacción, cuando se trata de textos escritos; pronunciación y entonación, además de las anteriores, cuando se trata de discursos o presentaciones orales.
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