El contexto tecnológico actual supone grandes retos para el español. Casi a diario surgen nuevas tecnologías, programas, plataformas, prácticas o aparatos cuyos nombres provienen del inglés: "twitter, tablet, blog, google, wiki, webquest, cloud computing, chat, blackboard, blackberry, forward, download, etc.". Este tipo de palabras −que poseen una sonoridad ajena a la música "minimalista" del español− colorean nuestras conversaciones cotidianas y les dan un tinte exótico, que deleita a algunos pero choca a muchos más:
Con todo, es importante que los hispanohablantes tomemos conciencia de que es responsabilidad de todos mantener nuestra lengua actualizada, pero de una manera lógica y ordenada. Es normal que hoy en día entren anglicismos al español, tan normal como lo fue en otras épocas la entrada masiva de italianismos o de galicismos. A pesar de que las lenguas nos parezcan cuerpos enteramente constituidos, lo cierto es que se trata de sistemas sometidos a una perpetua transformación. De no ser así, el español mismo no habría nacido y en gran parte del planeta hablaríamos todavía latín.
Cada vez hay más recursos en línea para que los usuarios podamos aclarar cualquier duda lingüística que tengamos con respecto al vocabulario del mundo digital. Por ejemplo, la Fundación del Español Urgente (Fundéu) ha creado un Manual de Estilo para Nuevos Medios que resulta muy útil para resolver dudas. Nuestro blog El español sin misterios también está comprometido con la actualización ordenada del español. Por eso, publicaremos regularmente artículos sobre los usos recomendados de nuevas palabras pertenecientes al ámbito de la tecnología y los nuevos medios.
Supongo que algunos lectores objetarán que la actualización ordenada de la lengua coarta la libertad de los hablantes. Sin embargo, no olvidemos que, pese a lo que propongan los académicos, en cuestiones de lengua el uso termina siempre imponiéndose. Por ejemplo, hace unos años algunas personas propusieron la utilización de la palabra "palique" en lugar de la palabra "chat". Esta recomendación nunca fue acatada pues el uso ya había consagrado no solo el vocablo "chat" sino también su derivado "chatear". Hoy en día, hay personas que recomiendan usar la construcción "cuaderno de bitácora" en lugar de "blog". Por más poética que suene esta fórmula, es harto improbable que logre desbancar los populares vocablos "blog", "bloguear" y "bloguero".
[Artículo recomendado: Cómo la tecnología ha cambiado el español de Natalio Cosoy].
- "Yo te forwardeo esos links para que tú downlodees la info en tu BB (/bi.bi/) y me mandes la respuesta por el chat".
- "Ella va a googlear los nombres de los autores y con la información que encuentre va a escribir las reseñas. Luego las va a uploadear al website para que yo las pueda mirar en mi tablet, hacer las correcciones pertinentes y mandárselas a su E-mail".
El inglés: lengua de la tecnología
Negarse a aceptar que el inglés es la lengua predominante en el contexto tecnológico contemporáneo equivale a querer a tapar el sol con una mano. Eso está fuera de discusión. Sin embargo, la supremacía del inglés no implica que el español esté en riesgo. El español es una de las lenguas más saludables en el contexto digital contemporáneo. De hecho, nuestro idioma nunca había gozado de una popularidad o de una difusión comparables a las que tiene actualmente. [Ver nuestro artículo Internet: ¿futuro del español?].Con todo, es importante que los hispanohablantes tomemos conciencia de que es responsabilidad de todos mantener nuestra lengua actualizada, pero de una manera lógica y ordenada. Es normal que hoy en día entren anglicismos al español, tan normal como lo fue en otras épocas la entrada masiva de italianismos o de galicismos. A pesar de que las lenguas nos parezcan cuerpos enteramente constituidos, lo cierto es que se trata de sistemas sometidos a una perpetua transformación. De no ser así, el español mismo no habría nacido y en gran parte del planeta hablaríamos todavía latín.
Actualicémonos, pero ordenadamente
Los hispanohablantes estamos obligados a actualizar casi a diario nuestro vocabulario tecnológico. Creo que lo más recomendable es usar internet para enterarnos de cuáles son las alternativas españolas que surgen frente a la avalancha de palabras inglesas de la cual somos víctimas cotidianamente.Cada vez hay más recursos en línea para que los usuarios podamos aclarar cualquier duda lingüística que tengamos con respecto al vocabulario del mundo digital. Por ejemplo, la Fundación del Español Urgente (Fundéu) ha creado un Manual de Estilo para Nuevos Medios que resulta muy útil para resolver dudas. Nuestro blog El español sin misterios también está comprometido con la actualización ordenada del español. Por eso, publicaremos regularmente artículos sobre los usos recomendados de nuevas palabras pertenecientes al ámbito de la tecnología y los nuevos medios.
Supongo que algunos lectores objetarán que la actualización ordenada de la lengua coarta la libertad de los hablantes. Sin embargo, no olvidemos que, pese a lo que propongan los académicos, en cuestiones de lengua el uso termina siempre imponiéndose. Por ejemplo, hace unos años algunas personas propusieron la utilización de la palabra "palique" en lugar de la palabra "chat". Esta recomendación nunca fue acatada pues el uso ya había consagrado no solo el vocablo "chat" sino también su derivado "chatear". Hoy en día, hay personas que recomiendan usar la construcción "cuaderno de bitácora" en lugar de "blog". Por más poética que suene esta fórmula, es harto improbable que logre desbancar los populares vocablos "blog", "bloguear" y "bloguero".
La paradoja lingüística del mundo actual
Todo lo anterior pone de manifiesto una paradoja interesante: aunque la revolución tecnológica actual −abanderada por el mundo anglosajón− podría suponer una amenaza para el español, se trata en realidad de una oportunidad inédita para que nuestra lengua cobre aun más relevancia en la "aldea global". Sin embargo, es indispensable que los hispanohablantes seamos responsables en la manera en que incorporamos el caudal de nuevas palabras, provenientes del inglés, al ya de por sí rico acervo del español.[Artículo recomendado: Cómo la tecnología ha cambiado el español de Natalio Cosoy].
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